Cada diciembre, el anuncio del Color del Año de Pantone genera expectativas que, en la última década, a menudo han culminado en una sensación de déjà vu y conservadurismo. Observadores del diseño y la moda critican una tendencia marcada hacia tonos nude, neutros, pálidos y poco energéticos, que priorizan la calma y la seguridad sobre el golpe visual y la vitalidad. Esta elección recurrente de paletas «seguras» ha sido interpretada como tediosa y poco inspiradora, una decisión que evade el riesgo y el drama de los colores audaces. La percepción es que Pantone, en lugar de guiar con una propuesta vibrante y audaz, ha optado por reflejar y validar el estatus quo emocional del consumidor, privando al diseño de una inyección de energía necesaria.

La elección de Cloud White (Blanco Nube) como Color del Año por parte del Pantone Color Institute subraya la persistente inclinación de la compañía hacia tonos neutros y de bajo impacto energético, una tendencia que genera constante debate en la comunidad creativa. Este blanco suave y etéreo es interpretado por críticos como un color intrínsecamente conservador y tedioso, que rehúye el riesgo visual y la inyección de vitalidad. En lugar de ofrecer un «golpe» de energía, la decisión refuerza la preferencia por la serenidad y el minimalismo, elementos que, si bien son seguros, son percibidos como una validación pasiva del statu quo emocional, donde el diseño se abstiene de cualquier confrontación o propuesta radical.

La selección de Cloud White no es un accidente, sino una respuesta estratégica a la psicología social y las demandas del mercado. En un contexto global de sobrecarga informativa, ansiedad ambiental y volatilidad económica, el blanco puro simboliza la limpieza, el orden y la posibilidad de un nuevo comienzo. Pantone diagnostica una necesidad colectiva de «espacios en blanco» mentales y físicos. Comercialmente, este color es excepcionalmente versátil y escalable: se integra sin fricción en el diseño de interiores, tecnología y moda masiva, asegurando que los fabricantes minimicen el riesgo de rechazo por parte del consumidor. Por lo tanto, el Blanco Nube se posiciona como el color de la seguridad incondicional, priorizando la necesidad colectiva de calma sobre la experimentación artística.

El proceso de elección del Color del Año no es arbitrario, sino el resultado de una rigurosa metodología de pronóstico de tendencias liderada por el Pantone Color Institute. El equipo realiza una investigación exhaustiva durante un año completo, analizando influencias globales en diversas esferas. Esto incluye el monitoreo de las pasarelas de moda, la producción cinematográfica y televisiva, el arte emergente, el diseño industrial, y, fundamentalmente, los factores socioeconómicos y las actitudes sociales que dictan el espíritu de la época (zeitgeist). El color final, en este caso Cloud White, es el resultado de la destilación de estos patrones, buscando una tonalidad que funcione como un lenguaje visual predictivo y resuene con la actitud dominante que definirá el próximo ciclo de diseño.

La elección de un color fundamentalmente neutro como Cloud White confirma que la industria de la decoración y la manufactura continuará priorizando paletas que se sientan atemporales y reconfortantes. Aunque el color es criticado por su falta de energía, su adopción global será inminente, dado que la señal de Pantone es la más influyente para el diseño de producto. El caso ilustra la tensión entre lo que el director creativo podría desear (un color vibrante y desafiante) y lo que el mercado global está dispuesto a absorber (un refugio visual). El rol de Pantone es ofrecer el color más relevante para la época, y el Blanco Nube es una clara indicación de que la sociedad aún está buscando la serenidad, la pureza y la estabilidad como su máxima prioridad visual.

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~ Juan Carlos Salazar, secretario general de OACI